Historia del Renault Twingo: Coches Incomprendidos

El Garaje Hermético de Máximo Sant - A podcast by Máximo Sant

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El Renault Twingo, un coche que conozco muy bien, desaparece el próximo año… ¿no os da pena? Un modelo con el título honorífico del ser el coche más “simpático” de los 90. Y un coche que dió mucho que hablar, un parto muy difícil, en el que intervino el propio Gandini, pero inspirado en un modelo polaco… ¡Menudo lío! ¿Será por culpa de Shakira? Vamos a conocer su historia… Dejemos a un lado a Shakira, Piqué y Bizarrap. Mi buen amigo y asesor técnico me dijo que no nombrase a Shakira porque este asunto yo no estaba de actualidad… de actualidad no, ¡pero es historia! El concepto del Renault Twingo era una misión imposible. Porque sustituir el legendario R4 era misión imposible. Pero la verdad es que Renault lo hizo bien. ¿por qué? Porque no trato de hacer un R4 moderno, sino fue más lejos: Intentar buscar el secreto del éxito del R4. Ya en 1973 Renault comenzaba a buscar un sustituto a su VBG, o “voiture Bas de Gamme”, coche bajo de gama. Y encargó el proyecto al prestigioso diseñador Robert Opron, diseñador de bellezas tales como los Citroën SM o CX entre otros. Opron contó con la ayuda del diseñador de la casa, Gaston Juchet y en 1975 propusieron a la cúpula de la marca dos prototipos a escala 1:1… que no convencieron a nadie. Y les pidieron más propuestas. Se sumó a este intento de buscar un sustituto al R4 Jacques Nocher y se presentaron varios prototipos… que tampoco gustaron. ¿El resultado?: Proyecto suspendido… A principios de los 80 el R5 arrasaba y el R4 iba muy bien, a pesar de su veteranía… así que Renault se olvidó del “coche bajo de gama” … hasta que aparecieron los polacos de FSM que en 1983 presentó un prototipo muy particular: El Beskid 106, un modelo pequeño, atractivo y con ciertas trazas de ser un monovolumen “mínimo”. A Renault les gustó la idea y comenzaron a trabajar en un nuevo proyecto, en el que intervino el propio Gandini, el “Grandissimo Marcello” que comenzó a trabajar en el modelo en 1984. Tomaría el testigo de Gandini el diseñador Jean-Pierre Ploué, quien ya dibujo unas líneas muy parecidas al Twingo definitivo… Pero llegó la crisis y un nuevo carpetazo. Hasta que en 1987 llega a la presidencia de Renault Raymond Levy, que reflotó la marca, y que decide arrancar de nuevo el proyecto y se lo encarga a un diseñador muy conocido: Patrick Le Quément. Pero eso sí, le asignaron un presupuesto muy ajustado. Le Quément, que será polémico y extravagante, pero no tonto, partió del prototipo de Jean-Pierre Ploué, pero al que añadió uno de los rasgos más característicos del Twingo: Sus ojos… ¡digo sus faros!... de rana y su frontal que parece sonreír. Se hizo una encuesta entre clientes potenciales y el resultado fue que a una mayoría no les gustaba, pero que a una minoría les encantaba… Le Quément le escribió una nota que ya es famosa al “súper-jefe” Raymond Levy, que decía, entre otras cosas, la frase célebre de “El mayor riesgo es no correr ningún riesgo”. Se ve que tocó la fibra sensible del Sr. Levy, que en 1988 dio a luz al proyecto con la orden expresa de que el diseño de la carrocería no se tocaba. Ni el concepto de coche sencillo, por fuera, por dentro y bajo el capó. ¡Por fin! En 1992 se presenta en el Salón de París y se repite lo que sucedió en la encuesta: A muchas visitantes les parece increíble que Renault fuese a lanzar un coche así, pero a otros muchos les encanta. Cuando preguntabas a la gente que le parecía el Twingo, curiosamente, la mayor parte, incluso aquellos a quien no gustaba, respondían, “es un coche simpático”. Al final Le Quément y Levy acertaron, porque de la primera serie, que es la auténtica y de la única que vamos a hablar hoy, se fabricaron casi 3 millones de unidades en tres países diferentes: Francia, España y Colombia. El primer Twingo contaba con un motor 1.2 de 55 CV, el llamado en España “Tipo Sierra”, que llevaron incluso los R6 y R8 y muchos otros. Las ruedas iban en las esquinas, para mejorar la estabilidad, que era muy buena, y la habitabilidad. Por fuera destacaba el frontal, su forma casi de monovolumen a pesar de su reducida longitud de 3,4 m y sus colores muy llamativos. Por dentro un salpicadero colorista, unos asientos confortables que, como os he dicho, el posterior podía desplazarse hasta 17 cm adelante y atrás, con lo cual teníamos 4 buenas plazas y un maletero de 168 litros o dos plazas trasera menos buenas y un maletero de 261 litros. Con los cuatro asientos se podía conformar una cama de matrimonio… La segunda generación del Twingo fue posponiéndose y apareció en 2007. No es un mal coche, pero no tiene nada que ver, más grande, de 3,6 m. pero sin la magia y el simpático encanto del primero… no es fácil sustituir a un mito.

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