Mercedes Red Pig: La semilla de AMG

El Garaje Hermético de Máximo Sant - A podcast by Máximo Sant

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Éste es un podcast para “gourmets” y entendidos del automóvil. Porque os vamos a contar como el nacimiento de la limusina de representación más lujosa de Mercedes, el Mercedes 600 “Grosser” dio lugar a la división de coches deportivos y de competición de Mercedes. Y la clave de todo fue el increíble “Red Pig”, el cerdo rojo… Esta es una historia para verdaderos aficionados protagonizada por verdaderos aficionados, un grupo de ingenieros y empleados de Mercedes con el Erich Waxenberger a la cabeza.Muchos no entenderéis como demonios puede ser una limusina de lujo el comienzo de un departamento de carreras… y esto solo se entiende si nos vamos a 1963 En 1963, Mercedes quería “dar un puñetazo” en la mesa presentando el coche más lujoso y tecnológico del mercado y presentó el 600 de la serie W100 con dos carrocerías, la que podríamos denominar “normal” y la “Pullman” con una versión alargada y seis puertas laterales. Enseguida se ganó el apodo de “Grosser”. Se fabricaron en los 28 años de producción solamente 2.677 unidades que ahora tienen precios récord. Tecnológicamente eran muy avanzados, pero lo que más llamó la atención fue el motor, el primer V8 de producción para Mercedes. Este motor de 6,3 litros ofrecía 250 CV y unas cifras de par impresionantes, necesarias para arrastrar del elevado peso del “Grosser”, entre 2,5 y 3 toneladas… Poco después de nacer el “Grosser” aparecen los SE y SEL de las series W108 y W109, diseñados por Paul Bracq y mucho más modernos que sus antecesores.Estas berlinas no tenían ninguna aspiración deportiva, como es fácil suponer cuando los ves. Llevaban motores de 6 cilindros de 2.5 litros y 130 CV y 3.0 litros y 170 CV… no estaban nada mal… En este momento entra en escena el mencionado Eric Waxenberger, que además de ingeniero de la marca era piloto, y nada malo, por cierto. Y se lo ocurrió una maldad: ¿Cabría el motor V8 del 600 en la berlina 300? Eric no estaba solo pues muchos otros empleados entusiastas, casi a escondidas, trabajaron en este proyecto y finalmente lo consiguieron… y se lo presentaron al “jefe”, Rudolf Uhlenhaut que quedó maravillado por dos coches: Por las prestaciones y por el hecho de que hubiesen sido capaces de meter el V8 bajo ese capó. Nacía así el Mercedes 300 SEL 6.3. Decididamente Eric estaba un poco “loco” … dicho con todo cariño, porque compartimos y aplaudimos esa locura. Eric no se paró en ese punto, recordemos que era piloto, sino que fue más lejos, ¿y si hacemos un coche de carreras con esta base? Un coche de más de 5 metros y casi 2 toneladas no parece la mejor base para un coche de carreras. Pero Eric y su equipo se lo curraron y debutaron en la 6 Horas de Macao… consiguiendo la victoria. Un buen principio. Y un rápido final. Porque la FIA no sé si con el ánimo de reducir los costes y mejorar la seguridad o con el ánimo de aguarnos la fiesta a marcas y aficionados, limitaba la anchura de las ruedas y, sobre todo, prohibió el empleo de aletines o ensanchadores del paso de rueda. Los pesados y potentes Mercedes, con los neumáticos casi de calle, apenas hacían 20 vueltas. A esta circunstancia se añadió el miedo de Mercedes, todavía con el gravísimo accidente de 1955 en la memoria, que mandó un recadito a Eric “pidiendo”, como piden los jefes, que retirasen los coches de la prueba… y así lo hicieron. Hablamos otra vez de la FIA que quiso fomentar las carreras de turismo y para eso lo que hizo fue modificar el reglamento y hacerlo algo más “liberal”, mezclando normas del antiguo Grupo 2 con algunas inspiradas en los grupo 5, un reglamento más permisivo. Ya se permitían ruedas más “gordas” y aletines, entonces AMG, con mucha vista, pensó que había una oportunidad. Compraron por menos de 10.000 DM un Mercedes 300 SEL 6.3 accidentado y lo prepararon a fondo. Y a fondo es ¡a fondo! El coche participó en unas 10 carreras del máximo nivel, pero su mayor éxito lo consiguió en las 24 horas de Spa-Francorchamps de 1971 donde hizo primero de su categoría y lo más importante, segundo absoluto. Era un coche muy especial. Era un poco torpe en curva lenta, gastaba mucha gasolina y mucho neumático, pues la combinación de mucho peso y mucha potencia, acababa con las gomas… pero era muy estable en curva rápida ¡y corría mucho! Pero mucho, mucho. Incluso cuesta arriba… Spa era un circuito a su medida. Sus pilotos eran los por entonces jóvenes y relativamente inexpertos Hans Heyer y Clemens Schickentanz. Heyer comentaba de este modelo: “Era muy rápido y estable… todas las curvas rápidas eran a fondo salvo ·Eau Rouge… ¡y cuesta arriba era invencible!” La frase que más me gusta, del propio Hans, es esta: “Sabíamos que podíamos ganar… pero los demás, no lo sabían”. Ya sabéis que AMG era un preparador independiente especializado en Mercedes hasta 2005 cuando para a ser propiedad total de la marca de la estrella. Hicieron un evento para comunicar a la prensa esta compra y contar que papel iba a jugar AMG dentro de Mercedes y necesitaban un coche que por un lado representase los valores de la marca Mercedes, por otro los de AMG y tuviera un cierto sabor histórico… y “resucitaron” al “Red Pig”, que fue el mote con que la prensa bautizo a este impresionante modelo de competición. Por fin, en el Salón de Ginebra de 2006 se presentó esta réplica que se acabó a contrarreloj. Una réplica que es exacta al original y un coche precioso y único. Lo digo siempre: La realidad supera la ficción. Este impresionante “Red Pig” es el nexo de unión entre una limusina de lujo y un departamento de competición de enorme éxito… quien se lo iba a decir cuando el maravillosamente loco Eric Waxenberger tuvo la feliz idea de meter un motor de 6.3 litros en una berlina de lujo y luego prepararla para las carreras… ¡bendita locura! Coche del día. Me venía al pelo elegir otra “Locura” de Mercedes: el 450 SLC 5.0 Safari Rallyewagen, otra aventura de la marca en la competición, en este caso en los rallyes africanos.

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