DIA 111 - Guerra Entre Benjamín y las Demás Tribus

La Biblia en Un Año (con el pastor Julian G.) - A podcast by Julian Gamba

Hoy estaremos leyendo Jueces 19, 20 y 21, Juan 11:38-57 y el Salmo 73:11-21. Los capítulos finales de Jueces nos muestran la decadencia espiritual y moral de Israel cuando no hay liderazgo conforme al corazón de Dios. En Jueces 19, un levita y su concubina viajan por Benjamín y son recibidos en Guibeá, donde ocurre un acto atroz: la mujer es violada y asesinada. El levita corta su cuerpo en pedazos y lo envía a las tribus de Israel como señal de alarma.Esto lleva a una guerra civil entre las tribus y la tribu de Benjamín. En Jueces 20, Israel busca justicia y castigo para los culpables. Pero la guerra se vuelve sangrienta y caótica. Al final, en Jueces 21, los israelitas lloran por haber casi aniquilado una de sus propias tribus, y buscan formas cuestionables para “reponer” a Benjamín.Y todo este caos nace de una frase que se repite:“En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía correcto” (Jueces 21:25).Cuando no hay dirección divina, el corazón humano se convierte en su propio juez, y eso siempre termina en destrucción.Reflexiona: ¿Qué decisiones estás tomando con base en tus propios criterios sin consultar a Dios? ¿Te has acostumbrado al caos espiritual como si fuera normal? Hoy es tiempo de volver a la autoridad de Dios.En este pasaje de Juan 11, Jesús llega a la tumba de Lázaro. Llora. Se conmueve profundamente. Y luego ordena quitar la piedra. Marta, confundida, le advierte que el cuerpo ya huele mal. Pero Jesús responde en Juan 11:40:“¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios?” (NTV).Jesús ora, da una orden con autoridad:“¡Lázaro, sal de ahí!”Y el muerto sale con vida.Este milagro es el clímax del ministerio público de Jesús. Pero en lugar de celebrar, los líderes religiosos se reúnen para planear su muerte. En verso 53, dice:“Desde ese día comenzaron a planear seriamente la forma de matar a Jesús.”Jesús resucita a un muerto… y eso desencadena el complot final contra Él. Porque la luz siempre incomoda a quienes aman las tinieblas.Reflexiona: ¿Estás dispuesto a creer aunque no entiendas? ¿Estás dejando que Jesús remueva las piedras de incredulidad y hable vida sobre lo que parecía perdido?El salmista continúa expresando su frustración: los impíos parecen prosperar sin límites. En verso 12, dice:“¡Miren a esos perversos! Disfrutan de una vida fácil mientras sus riquezas se multiplican.”Esto casi lo lleva a tropezar en su fe. Pero en el verso 17, ocurre un giro:“Entonces entré en tu santuario, oh Dios, y por fin entendí el destino de los perversos.”Solo cuando el salmista se acerca a la presencia de Dios, su perspectiva se aclara. La prosperidad del impío es temporal. Sin embargo quienes están con Dios tienen esperanza eterna.

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